Gloriosa Asunció de María Vígen a los Cielos
Di María Valtorta
"Cuantos días han pasado? Es difícil definirlo con seguridad. A juzgar de las flores de la corona puestas
al rededor del Cuerpo Inmobil, se podrí decir que son solo pasadas pocas horas, pero si se miran las
hojas de olivo y otras flores puestas en rededor del ataúd, que están ya marchitas, se llega a la conclusión
ya pasaron días!
Pero el Cuerpo de María se ve como cuando acabava de expirar. Ningun senal de muerte se ve en su faz,
ni en sus pequenas manos. Ningun olor desagradable se siente en el cuarto. Más bien, un delizioso perfume
se desprende en el sitio, como de incienzo, rosas, muguetos, de azuzenas mescladas a hierbitas
de montana. todo mesclado junto.
Juan, que quien sabe desde hace cuantos días que hace vigilia, se había dormido, rendido por
el cansancio, sentado en el taburete, con sus hombros y espalda apoyados al muro, cerca de la puerta que
da al muro. La luz de la linterna, apoyada al suelo, lo ilumina desde abajo y me permite de ver su
cara cansada y muy pálida menos que alrededor de los ojos, irritados por el llanto.
El amanecer acaba de llegar, se ve, porque su suave claror permite que yo vea desde la terraza los ulivos
que cerquian la casa, se hace siempre más fuerte la luz que hace que se vea todo mejor.
A un cierto punto, una grande luz entra y llena el cuarto, una luz plateada, matizada de celestico, casi
fosforecente y siempre más aumenta, anulando la del alba y la de la linterna! Una luz igual a la que
inundó la cueva de Belén donde nació Jesús.
Luego en esta Luz paraísiaca, comienzan a verse nitidamente creaturas angelicales, luz todavía más intensa en la luz que apareció potente antes, cuando apareció esa luz a los pastorcitos en Belén.
Una danza de chispitas de muchos colores se desprende de sus alas a cada movimiento, de
donde vienen armoniosos murmullos, como arpas melodiosa...oh como es dulce la visión.
Las creaturas angélicas se ordenan alrededor de la camita de María como formando una corona,
se agachan hacia ella y alzan su Cuerpo inmobil, y con más fuerza del agitas las alas, se levantan y se
dirigen hacia una abertura prodigiosa que se hizo en el techo como fue prodigiosa la apertura del
sepulcro de Nuestro Senor, acompanado de los sonidos que describí minutos antes, llevandose
el Cuerpo Santo de Su Reina, verdadero cuerpo anque si todavía no glorificado y por ende sujeto a las
leyes de la materia, sujección a la que no estaba atado Nuestro Senor porque salió del sepulcro ya
glorificado cuando resuscitó de muerte.
El sonido del movimiento de las alas se hace más fuerte y el sonido de órganos aumenta.
Juan se va despertando con fatiga, lo turbaron la luz fuerte y los rumores angelicales, siente una fuerte
corriente de aria como un remolino que mueve y agita las sabanas de la cama que baja del techo,
golpea la puerta y sale, agita los vestidos de Juan, apaga la luz de la linterna y cierra con fuerza la puerta
abierta! El apostol se mira a su alrededor, un poco adormilado, como para darse cuenta de lo que
está sucediendo, se da cuenta que la cama está vacía, y ahí se da cuenta con una intuición
que el miraglo sucedió!
Sale corriendo hacia la terraza y como por instinto espiritual o como por una llamada
celestial, alza la cabeza, y cubriendose con la mando la cara del sol mira estasiado.
Y ve!! Vé el Cuerpo de María, todavía durmiente, privado de vida, tal como lo había visto en estos
días en la cama, lo ve que sube siempre más arriva, sostenido por un tapete de ángeles!!
Y como si fuera un último saludo a María le se agitan los mantos y el velo por el viento que hacen los
movimientos de las alas de los ángeles, y los pétalos de las flores que Juan había puesto entre las
pliegas del vestido de María, llueven y caen en la terraza, y llueven y caen en la tierra del Getsemaní
mientras el "osanar" y alabar de los ángeles se aleja siempre más y se hace piú ligero.
Juan sigue fijando el Cuerpo que sube hacia el Cielo y, seguro que es un prodigio que Dios le concede
para consolarlo y premiarlo por el amor que le dio a Su Madre adoptiva, Le concede y ve, bien
y claramente María esta vez envuelta en en los rayos del sol que acaba de salir, que se despierta!
Sí, ahora la ve que sale de esa extsis que le separa el alma del cuerpo, vuelve a vivir!
Se alza en pié, porque ahora Ella también goza del don de los cuerpos ya glorificados!!
Juan la mira y remira y vuelve a mirar. El Miraglo que Dios le concede le da poder contra cualquier
ley natural de ver a María tal y cual Es ahora, mientras sube al cielo raptada por los àngeles aunque
esta vez ya no ayudan a subir, si no que la acompanan extasiados de la bella presencia,
osanante a Dios. Y Juancito que raptado por esta maravilla, porque al mundo nunca, ningún boligrafo
o lápiz o pluma, ningúna palabra humana, ni obra de artista, podrá nunca jamás
reproducir o describir lo que Juan vió, porque de una belleza extraordinaria e indescrivible fué
y Es como la veo ahora en esta visión.
Juan que sigue apoyado al muro de la terraza, sigue fijando esa resplandecente visión "formación" de Dios
porque una cosa es cierta: María Es y puede realmente decirse así una forma única, formada por
Dios que la quiso inmaculada para que fuera la forma del Verbo Encarnado. La ve que sigue subiendo.
Pero Dios-Amor le concede todavía un último Supremo Miraglo:
De ver el Encuentro de la Madre Santisíma con Su Santísimo Hijo!!
Que Èl resplandeciente, más que nunca, Hermoso más que nunca e indescriviblemente,
baja, raptado del Cielo, alcanza la Madre y la abraza a Su Corazón...
Y Juntos, luminosos como dos astros del Cielo, se van. Con Ella se devuelve de donde
había venido.
(Aquí, yo Varla, me deshago en lágrimas de amor y dulzura, porque la imaginación me
llevó ahí, dichosa Mariíta Valtorta y Juancito que lo vieron, snif!)
La visión de Juan termina aquí, se ve en su carita que la baja, la presencia del cansancio y del dolor
por haber perdido a Su Madre, pero vence el gozo de la Santa Visión.
Èl dice: " Gracias, Dios mío, Gracias! Yo presentía que esto iba a suceder y quería quedarme a
veliar par aasistir y no perderme ningun episodio, pero me dormí, porque eran tres días que no
dormía... Pero seguramente TU así lo quisiste, en modo que yo pudiera ver lo que ví reposado."
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Bueno amigas, la verdad es que este maravillosa visión es verdadera. No termina así, sigue con una
larga y bella oración de agradecimiento y palabras de Juancito hacia Dios.
Pero lo más bello y más importante lo quise traducir y poner aquí para
que vosotras os regocijéis en este día que se celebra La Asunción de Nuestra
Santísima Madre. Otro día les traduciré la parte que antece este maravilloso miracolor y otros más
para gozo de vuestras almas y para la Gloria de Dios.
Espero les haya gustado. Qué Dios me las bendiga, pasen un felíz y Santo día.
Quanti giorni son passati ? E ' difficile stabilirlo con sicurezza . Se si giudica dai fiori che fanno corona intorno al corpo esanime 1) si dovrebbe dire che sono passate poche ore. Ma se si giudica dalle fronde d'ulivo su cui posano i fiori freschi, fronde dalle foglie già appassite, e dagli altri fiori vizzi, posati, come tante reliquie, sul coperchio del cofano, si deve concludere che sono passati dei giorni ormai.
Ma il corpo di Maria è quale era appena spirata 2) . Nessun segno di morte è sul suo volto, sulle piccole mani. Nessun odore sgradevole è nella stanza. Anzi aleggia in essa un profumo indefinibile che sa d'incenso, di gigli, di rose, di mughetti, e di erbe montane, insieme mescolati.
Giovanni, che chissà mai da quanti giorni veglia, si è addormentato, vinto dalla stanchezza, stando seduto sullo sgabello, con le spalle appoggiate al muro, presso la porta aperta che dà sulla terrazza. La luce della lanterna, posata al suolo, lo illumina da sotto in su e permette di vedere il suo volto stanco, pallidissimo, meno che intorno agli occhi arrossati dal piangere.
L'alba deve essere ormai incominciata perché il suo debole chiarore rende visibili all'occhio la terrazza e gli ulivi che circondano la casa, chiarore che si fa sempre più forte e che, penetrando dalla porta, fa più distinti anche gli oggetti della camera, quelli che per essere lontani dalla lucernetta, prima si intravvedevano appena .
Ad un tratto una gran luce empie la stanza, una luce argentea , sfumata d'azzurro, quasi fosforica , e sempre più cresce, annullando quella dell' alba e quella della lucerna. Una luce uguale a quella che innondò la grotta di Betlemme al momento della Natività divina . Poi in questa luce paradisiaca si palesano delle creature angeliche 3) , luce ancor più splendida nella luce già tanto potente apparsa per prima. Come già avvenne quando gli angeli apparvero ai pastori, una danza di scintille d'ogni colore si sprigiona dalle loro ali dolcemente mosse dalle quali viene come un mormorio armonico, arpeggiato, dolcissimo.
Le creature angeliche si dispongono a corona intorno al lettuccio, s
Le creature angeliche si dispongono a corona intorno al lettuccio, si curvano su di esso, sollevano il corpo immobile e , con un più forte agitar d'ali, che aumenta il suono già esistente prima, per un varco apertosi prodigiosamente nel tetto, come prodigiosamente s'aprì il Sepolcro di Gesù, se ne vanno, portando seco loro il corpo della loro Regina, Santissimo, è vero, ma non ancora glorificato e perciò ancora soggetto alle leggi della materia, soggezione a cui non era più soggetto il Cristo perché già glorificato quando risorse da morte 4).
Il suono dato dalle ali angeliche aumenta, ed è ora potente come un suono d'organo. Giovanni, che s'era già, pur rimanendo addormentato, smosso due o tre volte sul suo sgabello, come fosse disturbato dalla gran luce e dal suono delle ali angeliche, si desta totalmente per quel suono potente e per una forte corrente d'aria che, scendendo dal tetto scoperchiato ed uscendo dalla porta aperta, forma come un gorgo che agita le coperture del letto ormai vuoto e le vesti di Giovanni, spegnendo la lucerna e spegnendo, con un forte picchio, la porta aperta.
L'apostolo si guarda intorno, ancor mezzo assonnato, per rendersi conto di ciò che avviene. Si accorge che il letto è vuoto e che il tetto è scoperto. Intuisce che un prodigio è avvenuto. Corre fuori sulla terrazza e, come per un istinto spirituale, o per un richiamo celeste, alza il capo, facendosi solecchio con la mano per guardare, senza avere l'ostacolo del nascente sole negli occhi.
E vede. Vede il corpo di Maria, ancor privo di vita, ed in tutto uguale a quello di persona dormente 5) , che sale sempre più in alto, sostenuto dallo stuolo angelico. Come per un ultimo saluto, un lembo del manto e del velo si agitano, forse per azione del vento suscitato dalla rapida assunzione e dal moto delle ali angeliche, e dei fiori, quelli che Giovanni aveva disposti e rinnovati intorno al corpo di Maria, e certo rimasti tra le pieghe delle vesti, piovono sulla terrazza e sulla terra del Getsemani 6) , mentre l'osanna potente dello stuolo angelico si fa sempre più lontano e quindi più lieve.
Giovanni continua a fissare quel corpo che sale verso il Cielo e, certo per un prodigio concessogli da Dio, per consolarlo e per premiarlo del suo amore alla Madre adottiva, egli vede, distintamente, che Maria, avvolta ora dai raggi del sole che è sorto, esce dall'estasi che le ha separata l'anima dal corpo, torna viva, sorge in piedi, perché ora Lei pure fruisce dei doni propri ai corpi già glorificati 7) .
Giovanni guarda, guarda, il miracolo che Dio gli concede e gli dà potere, contro ogni legge naturale, di vedere Maria quale è ora mentre sale ratta verso il Cielo, circondata, ma non più aiutata a salire, dagli angeli osannanti. E Giovanni è rapito da quella visione di bellezza che nessuna penna d'uomo, né parola umana, né opera di artista potrà mai descrivere o riprodurre, perché è di una bellezza indescrivibile.
Giovanni, stando sempre appoggiato al muretto della terrazza, continua a fissare quella splendida e splendente forma di Dio -perché realmente può dirsi così Maria, formata in modo unico da Dio, che la volle immacolata, perché fosse forma al Verbo Incarnato 8)- che sale sempre più in alto. E un ultimo, supremo prodigio concede Iddio-Amore 9) a questo suo perfetto amatore: quello di vedere l'incontro della Madre Santissima col suo Santissimo Figlio che, Lui pure splendido e splendente, bello di una bellezza indescrivibile, scende ratto dal Cielo, raggiunge la Madre, se la stringe sul cuore, più fulgenti di due astri maggiori, con Lei ritorna da dove è venuto 10). Il vedere di Giovanni è finito.
Egli abbassa il capo. Sul suo volto stanco sono presenti e il dolore per la perdita di Maria e il gaudio per la sua gloriosa sorte. Ma ormai il gaudio supera il dolore. Egli dice: « Grazie, mio Dio! Grazie! lo presentivo che questo sarebbe accaduto. E volevo vegliare, per non perdere nessun episodio della sua Assunzione. Ma erano ormai tre giorni che non dormivo! Il sonno, la stanchezza, congiunti alla pena, mi hanno abbattuto e vinto proprio quando era imminente l'Assunzione 11) . ... Ma forse Tu stesso l' hai voluto, o Dio, perché io non turbassi quel momento e non soffrissi troppo... .
Grazie a tutte per le visite, benedizioni e buena giornata.
2 commenti:
Me encantan estas publicaciones que haces, invitan a reflexionar y acercarse más a Dios y nuestra Madre. Gracias!!!
Besos
Gracias Conchita, un besote.
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